Constitucionalmente el rey de España es irresponsable. Esta protección legal se ha extendido, de facto, a toda la Casa Real hasta hace bien poco. El relato dominante de la transición otorgaba un papel heroico –y ciertamente mitificado- a la monarquía como sostén de la democracia. Y eso justificaba, de acuerdo a la Cultura de la Transición, un pacto de silencio mediático sobre las acciones reales. Los medios se autocensuraban, por decirlo así.

Pero con la crisis de régimen ha llegado la crisis también de su vértice institucional, la monarquía. Poco a poco vamos conociendo sus fechorías, incluso aunque el Estado trate de seguir protegiéndolas. Cristina de Borbón podría entrar en la cárcel por delitos de fraude fiscal. Una feliz anomalía en el sistema. Una señal de que nada es inamovible. Paciencia, pues llegará el día en que los únicos reyes que existan sean los de la baraja.