El acto de IU-Alemania estaba absolutamente desbordado. Más de doscientas personas abarrotaban la sala en Berlín. La inmensa mayoría eran jóvenes españoles que se habían visto obligados a emigrar por razones económicas. Símbolo de los efectos de la política neoliberal del bipartidismo. Pero todos los presentes reivindicaban también el derecho a volver. El derecho a no verse obligado a dejar la tierra, la familia y los amigos por tener que ganarse el pan.

No es movilidad exterior, como dice el PP. Ni una aventura vital, como insinuó el ex primer ministro italiano Monti. Es la desvergüenza de unas políticas que priorizan salvar al sistema financiero y a los amiguetes antes que satisfacer las necesidades básicas de la gente. Por eso es crucial un plan para el retorno del emigrante, un plan que debe comenzar con nuestra propuesta de trabajo garantizado. De lo contrario, ¿qué futuro tendremos los jóvenes y el país?