Inside Job es un documental que ganó un oscar en la última edición de los premios de Hollywood. En él podemos ver un análisis de la crisis de las hipotecas basura desde varias perspectivas, aunque siempre desde el mismo patrón ideológico. Inside Job culpabiliza de la crisis al neoliberalismo y al afán desmedido de los gobiernos estadounidenses de las últimas décadas por desregular el sistema financiero y mantenerlo a salvo de una mínima intervención estatal. Y a partir de ahí examina la crisis desde el lado de los altos empleados de las grandes entidades financieras, desde las asociaciones que promovían la regulación financiera, desde los políticos partidarios de la desregulación y también desde los economistas que justificaron todas las medidas implantadas por el neoliberalismo.

A mí me parece un buen trabajo de divulgación, y creo que hay varios aciertos de importancia en todo el documental. El primero, que es necesario que la gente vea que detrás de las grandes empresas financieras que se beneficiaron tanto de la burbuja financiera hay personas de carne y hueso. El segundo, que los reguladores y los políticos son responsables de la dejación de funciones y más aún de legitimar el delito gracias a sus leyes. Y el tercero, que es necesario señalar a los economistas como agentes al servicio de las finanzas y mostrar cómo son tan bien remunerados por su trabajo de mercenarios.

El complejo mundo económico actual suele llevarnos muchas veces a hablar de «mercados financieros», que es un concepto abstracto que a la gente corriente le resulta bastante ajeno. Los economistas sabemos de qué estamos hablando pero el resto de personas acaban por identificar a los mercados financieros como una gran y deliberada conspiración de unas cuantas personas contra la ciudadanía. En realidad no es exactamente así.

Cuando hablamos de «mercados financieros» estamos hablando de espacios abstractos en los que se negocian títulos que conllevan unos derechos y obligaciones determinadas, y ejemplos son el mercado de deuda pública, el mercado de deuda privada, el mercado de acciones, el mercado de futuros y tantos otros. En el mercado de deuda pública, por ejemplo, tienes la «obligación» de aportar una cantidad como préstamo al Estado y el derecho a recibir en un plazo acordado el montante prestado más unos intereses que se derivan del contrato que se hace con el Estado. Esos son los mercados financieros en sentido estricto.

Ahora bien, cuando hablamos de mercados financieros también estamos hablando, precisamente, de los agentes económicos que allí operan. Y esa es la clave. Los bancos, otras entidades financieras y tantos otros instrumentos de gestión de ahorro (como los fondos de inversión colectiva) son los agentes económicos que actúan y dominan en esos mercados comprando y vendiendo títulos y haciendo así beneficios. Por lo tanto, es legítimo decir que ellos son los mercados financieros. Y detrás de ellos hay personas de carne y hueso que gestionan todas las decisiones empresariales (por ejemplo la de los bancos) y las cuales están sometidas a la lógica de la competencia. Actúan como actúan porque la supervivencia de las empresas para las que trabajan depende de que así sea.

Un ejemplo con la crisis de las hipotecas subprime. Las grandes entidades financieras especularon con los títulos derivados y utilizaron todo tipo de productos financieros complejos para incrementar sus beneficios y alimentar la burbuja. Pero detrás de todas esas decisiones había gestores y directivos que firmaban los contratos, y los cuales tenían que competir entre ellos por sacar el máximo rendimiento a esa coyuntura. Por eso todos participaron en la fiesta que acabó por ser un entierro financiero, aunque por supuesto pagado por el Estado.

Inside Job nos muestra esas caras. La de los directivos de las grandes empresas a los que no les importaba lo que pudiera ocurrir con la economía nacional o mundial en el medio o largo plazo. El sistema de incentivos empresarial y económico les empujaba a comportarse pensando únicamente en el corto plazo. Y el documental muestra las dos caras de la moneda. Los muestra como grandes beneficiarios de la crisis, en tanto que receptores de ingentes cantidades de dinero, pero también como personas sometidas a un estrés ingobernable que los llevaba al consumo sistemático de drogas y prostitución.

En segundo lugar, Inside Job nos muestra a los reguladores que en realidad trabajaron para no tener que regular. O dicho un poco de broma: para no tener que trabajar. Todos estos reguladores habían interiorizado la tesis de que el fin de la historia había llegado y que ninguna crisis financiera asolaría el mundo. Estaban convencidos de que dejando hacer a los mercados financieros todo funcionaría mejor. Y en esto estaban todos: políticos de izquierdas, otrora socialdemócratas, y de derechas. La crisis mostró cómo su dejación de funciones tuvo grandes consecuencias, pero también muestra cómo no han sido penalizados por ello. Se siguen aplicando las mismas políticas y se sigue confiando casi ciegamente en muchos de los instrumentos y mecanismos responsables de la crisis.

Un aspecto que me sorprendió sobremanera fue la crítica durísima que se realiza al gobierno de Obama al final del documental. No porque yo no esté de acuerdo, que obviamente sí, sino porque me esperaba un «producto» más del estilo M. Moore. Sin embargo los directores decidieron acabar el documental explicando cómo Obama había decidido mantener la línea de su predecesor republicano y cómo todo continuaría igual después de todo. Una grata sorpresa escuchar eso en un documental así.

Pero los reguladores trabajan con datos, estudios e informes. Y la principal fuente de esa información es el mundo académico. Los economistas de las principales universidades abogaban por un mundo neoliberal, donde los mercados financieros eran libres en prácticamente todos los sentidos y donde la mejor receta en regulación era precisamente no regular. Esos economistas justificaban sus conclusiones con sesudos informes repletos de tópicos y lugares comunes y con herramientas econométricas que ocultaron el vacío real de sus trabajos.

Esos economistas eran además consultores o directamente empleados de las grandes entidades financieras que eran, precisamente, las grandes beneficiadas de esos informes. Un conflicto de interés puro y duro que Inside Job muestra claramente. Y en particular lo muestra con el ejemplo de Miskhin, un alto economista de la Reserva Federal, y que antes de la dolorosa caída de Islandia redactó un informe titulado «Estabilidad financiera en Islandia» alabando el sistema financiero de aquél país. Después del crack Miskhin debería haber sido enviado al ostracismo, como tantos otros economistas del estilo, pero él se limitó a volver a la enseñanza. Eso sí, antes cambió el título de su informe y pasó a llamarlo «Inestabilidad financiera en Islandia». Y, como con Miskhin, Inside Job nos revela casos extraordinarios de ese papel legitimador de los economistas.

No obstante un apunte. Ver a Miskhin entre las cuerdas a lo largo de todo el documental (yo diría que en más de una vez casi echándose a llorar) sugiere también que es posible que muchos de esos economistas actúen más por ingenuidad que por maldad. Al menos este hombre decidió aparecer en el documental, cosa que no se puede decir de muchos otros.

En definitiva, un trabajo que merece la pena ser divulgado a pesar de que intuyo que no será del todo sencillo para gente alejada del mundo de la economía y la política. Por supuesto también hay faltas, y es que en muchos casos no da un paso más y se adentra en el corazón de la crisis y el sistema. Pero es un documental del que hay que saber extraer enseñanzas. Por eso en cualquier caso es un material recomendable.