Parece que Trump será el próximo presidente de Estados Unidos. Un multimillonario excéntrico, xenófobo y machista. Los liberales se rasgan ahora las vestiduras, o eso dicen, pero Trump es el síntoma de la globalización neoliberal. Su mensaje tiene un claro destinatario: las clases medias empobrecidas con la crisis, las clases populares víctimas de la globalización y en general todo ciudadano harto del establishment. A Trump se lo ha puesto fácil, sobre todo, el Partido Demócrata. Elegir a Hillary Clinton de candidata, una criminal de guerra que además es símbolo de la clase política, era tanto como votar a Trump de presidente. El único que podía enfrentarles era un candidato antiglobalización neoliberal, Bernie Sanders. Al fin y al cabo la única forma de enfrentar al fascismo es hablarle a la clase trabajadora desde la izquierda, sin adornos, sin mentiras, pero con un proyecto de esperanza. Eso también nos toca aquí.