Ampliando un poco la nota que escribí ayer he de comenzar diciendo que disiento absolutamente del pesimismo generalizado que domina hoy entre la izquierda. Creo que los datos revelan una interpretación diferente, aunque en todo caso por supuesto que también cautelosa.

En primer lugar, no es cierto que la gente se haya vuelto más de derechas. El incremento del poder local y autonómico del Partido Popular puede confundir, pero lo cierto es que es más debido a la abultada caída del PSOE que a la subida del PP. De hecho, es cierto que hay un incremento de apoyo al PP en números absolutos, es decir, en votos (que son los datos que a mí me importan), pero «sólo» de 550.000 votos. Y digo «sólo» porque con una crisis tan espectacular y con un gobierno tan incompetente cualquiera podría esperar un desplazamiento de votos al PP mucho más grande. Y es que la caída del apoyo al PSOE es de 1.500.000 votos ni más ni menos. Por otra parte, IU no consigue absorber ese desencanto y sólo sube 200.000 votos. Ahí sí hay un fracaso, pero relativo.

En segundo lugar, directamente llegamos a la conclusión de que el bipartidismo ha perdido fuelle. En efecto, si del millón y medio de votos que pierde el PSOE sólo una tercera parte se marcha al PP es que algo está pasando. Y debemos tener en cuenta que en los medios de comunicación, que son los que forman la opinión pública de la mayoría de la población, no existen nada más que esos dos partidos.

En tercer lugar, es imposible discernir si el descalabro del PSOE es debido a la crisis o a las políticas para enfrentarla. Si pensáramos que la crisis es la responsable creo que deberíamos haber visto una transferencia de votos hacia el PP mucho más alta, y por otra parte si pensáramos que han sido las políticas de derechas también IU debería haber subido más. Yo personalmente me decanto por la segunda opción pero añadiendo que más que IU quien mejor ha absorbido el desencanto contra el PSOE ha sido la desidia y la rabia hacia el sistema político en general.

En cuarto lugar, el desencanto es un elemento que deberíamos tener muy en cuenta. Es decir, el dominio de la indignación pero la no canalización hacia posiciones dentro del sistema político en sí. IU no ha logrado atraer a esos votantes inconformes y creo que eso puede deberse a dos factores: mala estrategia política y falta de medios suficientes para hacerse escuchar.

En quinto lugar, IU debería seguir replanteándose toda su estrategia política. Creo que, como decían ayer en los comentarios, hace falta una regeneración de la clase política dentro de IU y una apertura generalizada y sincera hacia el exterior. Creo que el fenómeno del #15m y el movimiento DRY pueden ser aprovechados para regenerar una formación alternativa de izquierdas. Siempre con la idea crucial de que mientras se hagan las transformaciones necesarias no importa el nombre que tenga el partido.

En sexto lugar, el fenómeno de DRY, #15m y las acampadas va a seguir vivo al menos de momento. Eso significa que podremos ver cómo el PSOE tiene que enfrentarse a él en una posición de enemistad (debido a que más temprano que tarde mandará desalojar las acampadas y asambleas), asestando otro golpe mortal a su base social. Paralelamente las asambleas habrán servido para comenzar a construir redes entre gentes de muy diferentes procedencias políticas, pudiendo dar lugar a la creación de espacios políticos más sólidos y que sean el germen de una nueva base social o partido político capaz de hacer lo que IU no ha podido hasta el momento.

En octavo lugar, la subida espectacular de Bildu abre la esperanza de que ETA por fin desaparezca formalmente y que se regenere el panorama político en este país. La desaparición de ETA dejará sin argumentos al PP en materia nacional, teniendo que dedicarse a temas importantes.

En noveno lugar, el PSOE camina directo a su refundación. No sé si llegará a tiempo para salvar los muebles en las generales del año que viene, pero necesita como el comer abrir las ventanas en sus sedes, expulsando a los arribistas y oportunistas, y comenzar a reideologizarse. Necesita encontrar su espacio ideológico en estos tiempos tan convulsos, y en esa tarea el deshacerse de elementos que vivían en sus chiringuitos será un paso obligado. La pérdida de poder político (y eso quiere decir dinero) ayudará.

Y en décimo lugar, el ciclo político avanza más rápido que el ciclo económico. PP y PSOE han realizado las mismas políticas en materia de economía (por eso digo que a pesar de tener una base social de izquierdas el PSOE es en la práctica un partido de derechas), y eso no va a cambiar al menos de momento. Eso significa, ni más ni menos, que no vamos a salir de la crisis. O que vamos a revivir la «Gran Depresión», con años y años de políticas neoliberales que no surtirán efecto. Y debido a la cultura política de este país (donde el fútbol, Belén Esteban y el pensamiento dicotómico dominan ampliamente) esto es un poco como el juego de la «patata caliente»: cuando todo se vuelva más feo alguien, el que esté en el poder, será el blanco de las críticas. Y en mi opinión la izquierda alternativa tiene que seguir construyendo redes y haciéndose fuerte para enfrentar los tiempos que vienen, que no pintan nada bien y que traerán consigo un mayor malestar social.