El pasado jueves se aprobó en el Congreso la llamada ley Mordaza. Es el signo más evidente de que estamos ante una crisis de hegemonía del bloque dominante (las élites políticas y económicas). Con esta ley el Gobierno del PP está revelando que es incapaz ya de generar consenso en la población, es decir, de convencer a la gente utilizando argumentos. Así las cosas, a este bloque dominante sólo le queda mantenerse en el poder mediante más coerción –no por casualidad para Gramsci la coerción era la otra pata de la hegemonía. A partir de ahora más represión: física, administrativa e incluso penal.

Todo para combatir los síntomas de una enfermedad –que la gente se manifiesta y protesta- y no la enfermedad misma. Pues combatir la enfermedad sería combatirse a ellos mismos y al sistema económico que defienden.