«El siglo XX ha derruido totalmente la predictividad del futuro como extrapolación del presente y ha introducido vitalmente la incertidumbre sobre nuestro futuro.» Edgar Morín.

A principios de marzo el movimiento democracia real ya estaba operativo, aunque con poca fuerza. Algunos colectivos de izquierdas se estaban preguntando qué hacer con ese movimiento naciente, a sabiendas de que podía salir cualquier cosa de ahí, y muchos estuvimos intentando averiguar de dónde venía todo esto. Ya se sabe… en la izquierda tendemos a pensar más en términos de «vanguardia» que en términos de «espontaneidad». Por esa razón me dediqué durante unos días a hacer averiguaciones sobre lo que se estaba gestando, manteniendo correspondencia y haciendo llamadas.

Estas son las conclusiones que hice llegar a algunos compañeros por e-mail. «Yo no le veo nada raro: no sé quién hay detrás en carne y hueso, pero me suena a movilización mas o menos espontánea (similar al movimiento por una vivienda digna). Sus textos son inequívocamente de izquierdas (paraísos fiscales, fiscalidad, banca pública, sistema público, etc.) con la novedad de un acentuado desdén hacia la clase política. Creo que beben de las propuestas de ATTAC y del movimiento ciudadano de Islandia (no en vano son sus ‘etiquetas’ principales en el foro). De todas formas no hay que pensar que sean muchos los que organizan: hoy en día hay mucha gente, sobre todo jóvenes, que saben montar webs de esa envergadura y con esa calidad en poco tiempo. Me inclino a pensar que es una iniciativa reducida promovida por un pequeño núcleo de gente de izquierdas no metido en politica institucional. Eso si, no sé qué efecto tendrá. Quizás como en los incendios cualquier llama es valida si las condiciones son las oportunas…»

Poco a poco los movimientos sociales de izquierdas se adhirieron a la plataforma y sus militantes comenzaron a formar parte muy activa de «Democracia Real». No en vano, en muchas ciudades estas manifestaciones han sido organizadas en su mayoría por las mismas personas de siempre, es decir, por personas que ya pertenecían antes a muchos otros movimientos (asociaciones vecinales, colectivos ecologistas, feministas o de estudiantes, etc.) y todos ellos marcadamente de izquierdas.

Pero las condiciones objetivas de este país han permitido que la estrategia de marketing haya sido eficaz, lo que ha servido para que una gran capa social de personas con inquietudes muy progresistas pero ajenas hasta ahora al activismo político se haya involucrado directamente en la movilización. Y todo ello ha llevado a unos resultados cuantitativos que estaban lejos de ser predichos por los organizadores.

Por supuesto que el movimiento puede pecar de ambigüedad, a pesar de que desde el principio existían textos que conformaban la columna vertebral de su ideología. La inclusión de tantísima gente nueva, en muchos casos sin formación política alguna, lleva a un momento crítico que es el que estamos viviendo ahora. Pero mi impresión es que este movimiento tendrá una larga trayectoria si consigue consolidar una mínima base social. Y esa base social está dispuesta.

Hay mucha gente en la izquierda que se lamenta de que luego todo esto no tenga repercusión en las urnas, pero es que en realidad esto nunca ha sido el objetivo de DemocraciaReal. Este movimiento debe servir para demostrar a los gobernantes que no pueden hacer cualquier cosa con la ciudadanía, y a la vez debe proporcionar una enseñanza clave: somos muchos los que queremos empujar en el mismo sentido. Y esa conciencia (que no es de clase, pero casi) es la que se está gestando con este movimiento.

Las manifestaciones del 15-M fueron un éxito absoluto. No fue convocada ni por partidos ni por los sindicatos, los cuales hasta ahora habían monopolizado las manifestaciones ciudadanas, y aún así contaron con una afluencia enorme de gente. Los objetivos de la mayoría eran el gobierno del PSOE, el Partido Popular y los bancos. Había minorías que hacían extensible el odio al resto de partidos políticos, pero no era un sentimiento dominante. Aquí lo que se estaba juzgando era al complejo político-empresarial que domina este país en vías de subdesarrollo.

Nadie sabe cómo evolucionará esto, y por mucho que veamos predicciones de supuestos sabios lo único que está claro es que hay un clamor popular que exige un cambio político que es estructural. Hay quien ve incluso que la futura crisis política acabará desembocando, tarde o temprano, en una III República. Quizás. No creo que tardemos en ver una crisis política brutal (pues será en combinación con la crisis económica, la ecológica y la de la unión europea), y lo importante es que es estupendo que ya hayamos creado un movimiento progresista que esté al pie del cañón. Un movimiento que además viene de la mano de una generación, la mía, que es la que menos tiene que perder.