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En primer lugar, por supuesto, desde la educación, desde nuestro grupo queremos desearle al señor Montoro en esta etapa todos los aciertos que puedan beneficiar a la sociedad española, a pesar de que es obvio que mantenemos una diferencia ideológica más que notable. Precisamente por esta razón, yo diría que las medidas que ha aplicado, el camino que ha empezado a recorrer este Gobierno y este ministerio en particular son la mejor senda para acabar estrellados y con una crisis aún más grave. La subida de impuestos a las clases medias, las llamadas constantes a la moderación salarial que se hacen también desde el Ministerio de Trabajo y la renuncia a la inversión pública lo único que van a conseguir es disminuir la demanda, el consumo, la inversión, perjudicar el crecimiento económico y paradójicamente, como bien se sabe, incrementar los problemas de déficit público. Por eso, si seguimos esta senda no nos quedará más remedio, desgraciadamente, que mirar nuestro futuro en el presente de Grecia, en un presente dramático por todo lo que está significando.

Usted, señor Montoro, ha hablado de recortes, aunque luego ha hablado de austeridad, pero yo prefiero llamarlo recortes porque en última instancia eso es lo que son. Sorprende también que haya hablado de urgencia en la materialización de esos recortes y sorprende, de hecho, que al final los presupuestos se determinen después de las elecciones andaluzas. Si hay tanta urgencia, ¿no es bastante paradójico desde sus coordenadas ideológicas que esos presupuestos se pospongan? ¿No está insinuando acaso que los españoles pueden seguir sufriendo hasta que, por intereses partidistas, pasen las elecciones andaluzas? Es una paradoja que quisiera hacer notar. En cuanto a los recortes, su ministerio ha congelado el sueldo de los funcionarios y el salario mínimo interprofesional. Eso no solo va a deteriorar la capacidad adquisitiva de la población, sino que además va a perjudicar las ventas de las pequeñas y medianas empresas que generan en torno al 80 por ciento del empleo en este país. Por lo tanto, si seguimos con ese mantra de la moderación salarial y de los recortes en inversión pública, ¿quién va a comprar los productos de las pequeñas y medianas empresas? Supongo por sus declaraciones que usted intuye que las empresas van a reinvertir los mayores beneficios que van a tener por rebajas fiscales, por ejemplo. Pero quiero recordarle que en el año 2009 el 50 por ciento de la renta empresarial de las sociedades españolas no financieras se dedicó a repartir dividendos, lo que significa que las empresas no están reinvirtiendo sus beneficios sino repartiéndoselos. Y es coherente con la teoría económica porque sencillamente no hay mercado para comprar, por tanto las pequeñas y medianas empresas prefieren no destinar esos supuestos ingresos añadidos a la reinversión. Lo que tenemos que decir es que hay un problema de demanda y no se va a solucionar por más que se sigan haciendo rebajas fiscales a las empresas. Si se mantienen en esta política de recortes, en esa senda de austeridad, lo más probable es que dentro de unos cuantos meses usted vuelva a comparecer aquí para hacer otra nueva senda de recortes y más recortes, dando otra vuelta de tuerca exactamente igual que está haciendo Grecia y que están haciendo otros países europeos con nulo éxito. Nulo éxito, por supuesto, para la gran mayoría de la población, pero sí con cierto éxito para determinados sectores que se benefician de las privatizaciones, de las liberalizaciones, de las rebajas de impuestos en definitiva.

Su ministerio ha reconocido que ha subido los impuestos, pero se celebra que el esfuerzo ha recaído sobre los más pudientes. Yo disiento; aunque le reconozco que la subida del IRPF es más justa desde el punto de vista de la justicia fiscal que la subida posible del IVA, lo que es falso es que el sistema fiscal español sea en la práctica progresivo. Usted bien sabe que técnicamente sí lo es, pero que de facto, por todos los agujeros fiscales que existen, el sistema es regresivo en la práctica. Esto significa que tenemos agujeros fiscales en forma de deducciones, de fraude fiscal de toda naturaleza, evasión y elusión fiscal, que tenemos paraísos fiscales y que, por lo tanto, las reformas que ustedes han aplicado para subir los impuestos no afectan para nada a las clases altas que son las que usted ha argumentado que van a hacer el esfuerzo. De hecho, esta circunstancia explica que esta subida de impuestos que se hace sobre las clases medias al final sea para compensar la pérdida de esfuerzo que están haciendo las grandes empresas y la gran banca. De hecho, su Gobierno no ha tocado el impuesto sobre sociedades, a pesar de que es un agujero fiscal muy importante. Usted sabe, con todas las deducciones fiscales que existen en este impuesto, que al final con el tipo efectivo que acaban pagando las empresas, especialmente las grandes empresas, se contribuye muy poco a las arcas del Estado. La flexibilidad en materia de contabilidad, todas las deducciones que existen al final hacen que el tipo efectivo baje al 20 por ciento para las empresas y que, si solo tienes en cuenta las diez empresas más grandes, al final el tipo efectivo es del 15 por ciento. Esa es la realidad del impuesto sobre sociedades. Si esas diez empresas -por ejemplo, las más grandes- pagaran no ese 15 por ciento de tipo efectivo, sino el 30 por ciento que les correspondería por el tipo general, el Estado ingresaría 5.000 millones de euros más. Eso es un agujero fiscal; no hacía falta subir el impuesto sobre sociedades, sino sencillamente corregir todas esas distorsiones que hacen que al final las grandes empresas evadan, legalmente, los impuestos; amén de ilegalmente.

En cualquier caso, también hablando de deducciones, su ministerio ha hecho la deducción por la vivienda celebrando que es una ayuda a la vivienda, a los españoles para el acceso a la misma. Lo cierto es que esta ayuda también es regresiva y es una ayuda encubierta a los bancos. Es regresiva porque se benefician de ella fundamentalmente las clases altas. Según la Agencia Tributaria, las rentas mayores de 600.000 euros al final lo que acaban es deduciéndose por importe el doble que aquellas rentas que son mileuristas. Todo ello son ingresos que el Estado deja de ingresar. Es dinero que deja de ingresar el Estado. De hecho, también es otro agujero negro por el que se escapa el dinero de todos los españoles y que, en última instancia, hay que compensar de otra forma para mantener el Estado del bienestar. Esos agujeros son los que explican después que haya que hacer subidas de impuestos pero, eso sí, a otros sectores. Por tanto, si su Gobierno y usted quisieran ayudar de verdad en el problema de la vivienda podría comentarle a su compañero y ministro señor De Guindos sencillamente que pusiera en alquiler muy barato aquellas viviendas que son ya propiedad de aquellas entidades salvadas por el FROB, que eso directamente se puede hacer hoy mismo y eso sí que hace mención a los problemas reales de la ciudadanía española.

Seguimos hablando de agujeros fiscales: el fraude fiscal. ¿Cómo vamos a combatir mejor el fraude fiscal con una tasa de reposición del 10 por ciento? Estamos disminuyendo los efectivos que van a combatir ese fraude fiscal. No tiene sentido cuando se está haciendo bandera del fraude. Parece, mejor dicho, que no hay un interés del Gobierno por perseguir de forma efectiva y eficiente este fraude fiscal. Lo mismo ocurre con los paraísos fiscales. Si queremos luchar contra ellos podemos hacerlo desde la propia España, sencillamente porque en nuestro régimen jurídico, en el impuesto sobre sociedades, existe una figura jurídica -la empresa de tenencia de valores extranjeros- que hace que España funcione como paraíso fiscal para otros países. No podemos contribuir a que España sea un paraíso fiscal dentro de la economía mundial. Sabemos también que el 75 por ciento del fraude fiscal lo generan las grandes empresas y las grandes fortunas, así que le insto a que su Gobierno adopte el compromiso de centrarse en esas grandes empresas y esas grandes fortunas en la lucha contra el fraude. Nos hacemos eco de su propuesta sobre la limitación del dinero en efectivo y sugerimos -como hacen los inspectores de Hacienda- que sea de 1.000 euros, que es lo que ellos recomiendan para tener una recaudación de hasta 26.000 millones de euros. Pero ahora bien, es notable -y lo sabemos todos- que España necesita ingresos, y esto es una reforma fiscal que, aunque usted diga que está en contra de la subida de impuestos, es un incremento de los mismos y, por lo tanto, hemos recuperado ingresos. Pero la clave es, ¿para qué queremos los ingresos? ¿En qué se traduce este esfuerzo que se le está pidiendo a los ciudadanos, a la mayoría de la población y fundamentalmente a las clases medias? ¿A qué se va a dedicar? ¿Se va a dedicar acaso a un plan de empleo público que regenere la actividad económica, que recupere el crecimiento económico y que nos permita ingresar más dinero en las arcas públicas? ¿O por el contrario, como parece deducirse de sus palabras y sus políticas, se va a dedicar directamente a meter ese dinero, ese incremento del esfuerzo que se le pide a los ciudadanos directamente a depositarlo en el bolsillo de los bancos? Porque eso es al final pagar a los acreedores y a los tenedores de deuda pública, y sabemos que al final muchos de esos bancos están comprando deuda pública con dinero muy barato del Banco Central Europeo, están especulando con el dinero público y nos están prestando un dinero que debería haber venido por la vía de los impuestos. En definitiva, este Gobierno está pidiendo muchos esfuerzos a los españoles, pero no les está diciendo explícitamente para qué, porque no se habla de empleo en esta reforma, se está hablando sencillamente de pagar a los acreedores, de meter dinero en el bolsillo de los bancos. De esta forma su Gobierno, y permítame que sea tan directo, está actuando sencillamente como el consejo de administración de los bancos. En este sentido, me consta que en su Gobierno, de hecho, ya hay ministros con experiencia en esa labor. No en vano, los grandes beneficiarios de esta crisis y de las medidas anticrisis son los bancos, que no se van a ver afectados por los impuestos. No se está luchando contra sus estrategias de planificación fiscal, por la que al final dejan de pagar los impuestos que corresponde, de hecho, están beneficiándose de ayudas alegremente por todo el Estado; incluso en su declaración previa, los planes de pensiones es, en última instancia, una ayuda a los planes de pensiones privados gestionados, por supuesto, por la banca privada.

Aprovecho también para felicitar a la Mesa del Congreso por haber suprimido las aportaciones a los planes de pensiones privados, que es algo que nosotros exigimos en el debate de investidura. Pero mientras se está ayudando a la gran banca, mientras se está haciendo que esta banca se beneficie de las medidas anticrisis -y que ya se benefició del germen de la crisis-, lo cierto es que estas entidades -y voy a ser muy directo- practican terrorismo financiero expulsando a la gente de sus casas, practica terrorismo financiero abusando en los contratos que suscriben con los clientes, cuando estos no tienen sencillamente ni idea de lo que están firmando, y ahí tenemos todas las resoluciones judiciales que así lo confirman. También hacen terrorismo financiero cuando chantajean a una sociedad al completo a través de todos los mecanismos financieros que bien conocemos y que en última instancia obligan y determinan a los gobiernos a aplicar su política económica, cuando a los bancos no los ha votado nadie. En este sentido, insto al Gobierno a que recupere la dignidad de los españoles, invirtiendo esa relación, ayudando a las familias y a las pequeñas y medianas empresas en vez de a la banca. Por cierto, esto tiene consecuencias económicas, pues si ayudamos a las familias y a la pequeña y mediana empresa resolvemos o comenzamos a resolver el gran problema de este país, que no es la deuda pública, sino la deuda privada. Por lo tanto, lo que necesitamos no es seguir ayudando a una banca que continuamente -y porque no se regula su espacio financiero- sigue especulando. Necesitamos ayudar a las familias, necesitamos ayudar a las pequeñas y medianas empresas y a la economía real, y eso solo lo podemos hacer invirtiendo esta senda, cambiando este camino que ha empezado a recorrer este Gobierno. Estamos viendo la experiencia de Grecia; no hablamos de fe en la posibilidad de aplicación de estas reformas, hablamos de hechos históricos, hablamos de hechos muy concretos, experiencias que tenemos muy recientes, como el caso de Grecia, que lleva dos años aplicando recortes y que, de hecho, acaba ingresando menos de lo que gasta, mucho menos. Está peor que cuando empezó a hacer los recortes. Por lo tanto, para terminar, le insto -ya que usted quiere o le gustaría meter en la cárcel a aquellos administradores públicos que no cumplan con el presupuesto- a cambiar esa lógica y hacer todo lo posible para que paguen aquellos que no están pagando los impuestos, aquellos que defraudan, aquellos que especulan con la economía de nuestro país y, en última instancia, con las familias y con la vida de las personas que es, en definitiva, lo que a nosotros nos preocupa.