Veo a mucha gente pensando esto de #spanishrevolution en clave electoral, incluso en las filas de quienes consideramos que la mejor opción es Izquierda Unida y a la vez participamos activamente en el movimiento por una democracia real (DRY). Por un lado el PP cree que esto es una estrategia de la izquierda para minar la clamorosa ventaja que le dan los sondeos mientras que por otra parte el PSOE considera que esto es un movimiento que beneficiará al PP porque incentivará la abstención.

Es posible que esto se desvanezca tras las elecciones y también es posible que todo este movimiento se desarrolle y cristalice de formas muy diferentes, imposibles ahora de predecir. La amalgama de gente que está participando en DRY es tal que el resultado final que tomarán las reivindicaciones no lo puede saber absolutamente nadie.

Por eso yo me quedaría con algo que considero bastante más importante. DRY no es un movimiento electoral y su fuerza representa un clamor contra un sistema político y económico que ya ha alcanzado sus límites. No hace falta que la gente sepa de ciencia política para que sienta que este sistema está viciado y podrido por dentro, de la misma forma que la mayoría de revolucionarios rusos desconocía los conceptos teóricos de marx pero sentía perfectamente qué y quiénes era responsable de su malestar.

La gente está harta, y era cuestión de tiempo que saliera a la calle. Especialmente una juventud que miramos al futuro y no vemos más que precariedad, flexibilidad y pobreza. Hay quien desea que esto se quede en una aventura pasajera que quede relegada al nivel de anécdota en el curso de la historia, como pasó con el movimiento del no a la guerra. Sin embargo en este caso estamos hablando de la vida misma de las personas que se manifiestan y no de sus convicciones morales. Y hasta que no se resuelvan las causas que han dado lugar a tanta rabia e indignación todo el movimiento estará activo. Puede que la llama se mitigue tras las elecciones, pero tengamos por seguro que podrá emerger de una forma aún más intensa más adelante.

Todas las reformas económicas que se están haciendo en Europa van a empobrecer aún más a una población que ya lleva más de treinta años viendo sus derechos recortados mientras simultáneamente también ve cómo los poderosos (el complejo político-empresarial) refuerzan sus cuentas corrientes. Las reformas no van a sacar a España, ni a ningún otro país, de la crisis y eso mismo producirá un incremento de la rabia que tendrá que salir por alguna parte. Con DRY estamos ante el primer fenómeno de esta naturaleza.

Por eso no creo que podamos hablar en términos electorales. El sistema se está resquebrajando y las movilizaciones sociales lo van a acabar por defenestrar, y mi esperanza reside en la certeza de que algo muy diferente está por venir y que ahora que DRY es inequívocamente de izquierdas la solución también lo será. En pocos años vamos a ver cómo el mismo modelo político y económico va a cambiar radicalmente, y nosotros tenemos que hacer ruido y empujar para que lo haga en un sentido claramente progresista y republicano. Realmente creo que no tardaremos en ver una III República, pero no como acto simbólico de sustitución del rey por un presidente sino como verdadera transformación estructural de la política y la economía.